A veces conozco la soledad
La frágil, la ambigua, la cálida
Aquella que llega sin invitación
Y que se va con la melancolía
A veces conozco el dolor
El que pega, el que casi mata
El que renueva la reflexión
El que suele sanar con el tiempo
A veces conozco la felicidad
Aquella con la que sonríe el alma
Con la que todo se hace poema
Y con la que se ilumina la libertad
A veces añoro los recuerdos
Los pasajeros del tiempo y la vida
Los que construyen y despues marchan
Casi olvidan, aunque nunca mueren
Es en esta indolente soledad
Donde la herida busca la felicidad
Y donde ese último recuerdo
Roba lagrimas, suspiros y quizá dolor
Es el precio de vivir, de sentir
De aprender a encontrar, a decidir
De aprender a que a veces
A veces, solo así se aprende a amar.
Me encantó el poema, creo que es algo que nos pasa a todos, pues a veces pasamos por etapas que no son las mejores, pero es de la única que podemos aprender, pues si nuestro mundo es color de rosa no tienen ningún sentido habitarlo.
ResponderEliminarMuy bonito tu poema, que realmente nos dice que las cosas no caen del cielo, al contrario, hay que sufrir o esforzarnos al máximo para poder encontrar lo que queremos.
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