Desde hace algunos años se han producido cambios en la actividad turística, uno de ellos es que los turistas tienden a viajar con mayor frecuencia pero en periodos cortos y además están optando por visitar otros destinos en contraste con los clásicos sitios de sol y playa, impulsando la oferta turística.
El Enoturismo es un ejemplo de turismo temático que involucra todo lo relacionado con el vino; siendo la excusa ideal para también poder experimentar la cultura y tradiciones de un lugar. Según la Western Australian Wine Tourism Strategy (2000) el turismo del vino es el viaje que se desarrolla con el propósito de tener experiencias con bodegas y regiones del vino, así como con sus estilos de vida.
El diseño estratégico para el turismo del vino debe comprender: la gestión del turista, generar la imagen adecuada ante el consumidor, determinar la misión de cada bodega y considerar los impactos del turismo en el destino.
Según Getz y Brown citados en Díaz Armas (2008) está produciéndose un auge de los destinos turísticos que poseen viticultura, gastronomía, cultura, patrimonio, así como un estilo de vida vinculado al mundo del vino, debido a que una gran parte del mercado turístico desea experimentar con esta nueva práctica turística. La importancia estratégica del turismo del vino se manifiesta en países como: Australia, Canadá, Chile, Francia, Hungría, Italia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Estados Unidos y Reino Unido.
Para el enoturismo la relación entre vino, hospitalidad y actividades complementarias de recreación son fundamentales para lograr que el destino sea apto e ideal; de ahí la importancia del desarrollo de rutas que involucren la colaboración y complemento entre las diferentes empresas.
Tal como lo menciona Bruwer una ruta del vino se caracteriza por la mezcla de agentes naturales, culturales y sociales, además de actividades en bodega, la gastronomía local, actividades de observación del mundo del vino, museos y compra de productos locales artesanales y diferenciados (citado en Diaz Armas 2008).
Uno de los países más importantes en cuanto a rutas del vino es España con las rutas: Rias Baixas, Ribiera del Duero, Rioja, Somontano, Penedés, Jumilla, Montilla- Moriles, Jerez, Condado de Huelva, Iconden-Daute Isora o Tacoronte-Acentejo, por mencionar algunas.
Adicionalmente las ferias y festivales del vino forman parte del turismo porque motiva a los visitantes a experimentar las regiones vinícolas e invita a vivir la experiencia sensorial de catar un vino. A su vez, el enoturismo puede beneficiar de diversas maneras a una región, dado que aumenta el número de visitantes en el área, crea una imagen ante el turista, mejora los ingresos de las bodegas por medio de la venta directa de vino, educa a los consumidores, recalca el producto y la marca.
Finalmente se puede concluir que en años recientes la relación vino y turismo es cada vez mayor debido a la continua evolución de los gustos del turista; en donde la tendencia señala el interés por sitios turísticos alternativos y sostenibles que respeten el medio ambiente, mejoren la calidad de vida del destino y existan actividades de interés para el visitante. El enoturismo enfocado a las actividades relacionadas con el vino es una excelente oportunidad tanto para el consumidor como para los productores de fortalecer su relación, dar reconocimiento a su marca e incrementar el consumo consciente y educado de vino.